Asistir a terapia con un psicólogo es una decisión personal, sin embargo existen señales que pueden ayudarte a resolver esta importante interrogante. 

Eventos que indican que debes asistir al psicólogo:

1- Vives una crisis personal: Puede tratarse de una ruptura, infidelidad, divorcio, problemas laborales, muerte de un familiar, crisis con familiares o amigos. En general situaciones complejas que nos desbordan y superan nuestros recursos personales para afrontarlos. 

2- Malestar que invade tu vida diaria: Se manifiesta en sensaciones de desánimo, apatía, vacío u insatisfacción. Que no le permiten  disfrutar la vida que tienen, sintiendo un bloqueo o desánimo de vivir. Se pueden manifestar también miedos irracionales, miedo a la muerte, cambios de humor, entre otros.

3- Pensamientos obsesivos y limitantes: Ante este tipo de pensamientos, circulares o catastrofistas, es un muy buen momento para ir a terapia. De esta forma vivimos añorando lo que no tenemos o al contrario, estar obsesionado con un futuro que no ha llegado. 

4- Baja autoestima: La falta de seguridad es un motivo ineludible para asistir al psicólogo. Muchas personas no experimentan un buen concepto de sí mismas, culpables, avergonzadas o sentirse menos que las demás. También califican en este punto, el miedo al conflicto, el deseo de complacer a los demás,  hacer cosas que no quieren realmente u miedo al rechazo. 

5- Problemas en el trabajo: Los conflictos laborales son un motivo muy frecuente para asistir a terapia. Este tipo de problemas pueden ir desde mala relación con compañeros, jefes, sobrecarga, estrés, entre otros.

6-  Estrés: Cuando vivimos periodos de estrés, nuestro cuerpo sufre las consecuencias. Cuando experimentamos agotamiento, cansancio, migrañas, problemas de sueño u estomacales. Los niveles altos de estrés provocan consecuencias en nuestro cuerpo, y que es preciso que atiendas con terapia.

7- Vivencias traumáticas en la niñez: Cuando hemos experimentado situaciones traumáticas en la infancia, es aconsejable asistir a terapia para resolver potenciales secuelas. Con situaciones traumáticas entendemos desde abuso, acoso, maltrato, abandono, violencia sexual, entre otros.